miércoles, 20 de abril de 2016

Antes de que la tarjeta eche humo

Cuando los vaqueros empezaron a no cerrar y llevaba petada la mayor parte de mi ropa, llegó el momento de ir a comprar ropa premamá. Todavía estaba en Sevilla y me llevaron mi señora madre y mi hermana, que tuvieron que aguantarme hormonal perdida llorando en cada probador.

No lloraba por ver como el glamour que nunca tuve quedaba totalmente desterrado ante el elástico para la barriga de mis pantalones nuevos, lloraba porque, con lo maravillosamente cómodos que eran, no iba a tener excusa después de parir para seguir llevándolos.

Son una maravilla, en serio, y si te gustan los "all you can eat" no te cortes, que tengo una amiga pendiente de que se los preste para ir a un bufé libre de pizza.

El caso es que semanas después fuí a por noseque que se nos olvidó ese día, y algo había cambiado. En h&m habían movido la zona de ropa premamá justo al ladito de la ropa de bebé. Se imaginarán que terminé babeando por pijamitas de super man y petos de bebé. Los señores de h&m habían caído en la cuenta de que no hay nada como una preñada hormonal para engatusar pijamas de primera postura a diestro y siniestro.

Pero esto lo sabían ya millones de malvados empresarios que se ocultan detrás de una especie de máquinas de café adaptadas a la leche de formula. Y todas caemos en pleno síndrome del nido en alguna gilipollez que se queda cogiendo polvo.

Yo puedo decir orgullosa que después de mis duros comienzos cuidando sobrinos aprendí mucho de lo que hace falta o no, y no caí en nada especialmente reseñable, a parte de en ropa de primera postura que mi bestia parda de hijo no llegó a ponerse por que nació gordo y enorme y no le cabía. 

Es por ellos que aquí aporto mis conclusiones después de lo aprendido.

1. No compre en tiendas físicas todo lo que no sea ropa. Los peluches son muy suaves y huelen muy bien allí, pero su churumbel no va a ser capaz de agarrarlo y solo va a hacer bulto. Ya le regalarán alguno. Váyase a amazon, lea comentarios de cada chisme, busquelos en blogs de padres, póngalos en la cesta y pienseselo: ¿realmente necesita unos guantes especiales para limpiarle el culo al niño? ¡Se va a llenar de mierda igual con unos de fregar!

2. Sea realista. Quizás usted se ha imaginado con su cochecito de tres ruedas saliendo a correr divina de la muerte, con una coleta y melena perfecta al viento y un bebé tranquilo sobando. Pero la realidad es que va a estar usted muy cansada para correr, le va a doler algo (ya sean puntos por el parto o dolor de espalda de cargar al bebé) y seguramente si tiene tiempo para salir a correr preferirá, querida mía, salir a cotorrear con alguien para comunicarse con algún humano que sepa sostenerse la cabeza sin ayuda.

3. No compre nada caro sin estar seguro de su uso. Muchos caen en un portabebes de ultimísima generación que suele pasar de los 100€ y (volviendo al punto anterior) se imaginan con su bebé haciendo excursiones por el campo, de concierto o de tiendas. En lo que no han caído es en que tanto usted como el bebé son seres humanos vivos que producen calor (imagínese el paseito en agosto), que los churumbeles van ganando peso y que lo mismo el individuo no tiene ganas de ir en su carísimo portabebes. Mi recomendación en este caso es un fular, que a parte de ir mejor para recién nacido, le da una idea de si le va el rollo de llevar al niño encima y el experimento sale más barato.

4. No sea absurdo. ¿50€ en una bañerita que mantiene la temperatura del agua? Es un baño, no una tarde en un spa. Con 5 minutos va que sobra, no necesita que el agua le cueza al niño durante horas.  ¿Calienta toallitas? Y quitarle al pobre niño el gustazo que debe ser que le limpien a uno el culete con una toallita bien fresquita. 

5. Este es el más importante. Limítese a lo básico. Amazon entrega enseguida y siempre puede salir pitando a por el chisme indispensable que no compró por no saber si necesitaba. Pregunte por aquello sin lo que no pudo vivir cada madre de su entorno y con eso se hará una idea de lo que de verdad es importante. 

¡Suerte!


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